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Implementación de tecnología, automatización de procesos y el cobro de una tasa mínima de impuesto podrían afectar las finanzas del sector
Gracias a la inversión extranjera y local, la industria manufacturera y maquiladora en México se ha mantenido en constante crecimiento generando miles de empleos en sectores como el automotriz, aeroespacial y electrónico, por citar algunos.
Con la ratificación del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), así como de otros más establecidos con distintos países y organismos globales, en el territorio azteca se generó certidumbre en las inversiones extranjeras, lo que sumado al hecho de que no hayan surgido nuevos impuestos aduaneros para la industria produjeron condiciones adecuadas para fomentar un mayor desarrollo del sector manufacturero, lo cual se tradujo en la instalación de nuevas plantas y en el arribo de más compañías extranjeras al territorio nacional.
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mundial
Hasta el momento, además de las factorías de origen estadounidense y canadiense que optaron por incursionar en México, también arribaron al país un numeroso grupo de empresas procedentes de Asia y Europa en la búsqueda de aprovechar la ventaja de comercializar productos en Norteamérica sin pagar un arancel y con la enorme oportunidad de tener una ubicación estratégica hacia el resto del mundo, donde además el pago de mano de obra calificada resulta barato.
Sin embargo, no se debe perder de vista el impacto que pudiera causar en dichas compañías la tasa mínima de impuesto dirigida hacia las multinacionales que recientemente fue aprobada por los países que integran el G20, la cual tarde o temprano se les deberá cobrar.
El final de la aldea global
Uno de los pilares del sector manufacturero que opera en el país es el Programa de la Industria Manufacturera, Maquiladora y de Servicios de Exportación (IMMEX), mediante el cual se permite a las empresas realizar importaciones temporales de mercancías relacionadas con procesos productivos, o bien, llevar a cabo servicios enfocados a la exportación difiriendo el pago del impuesto.
No obstante, dicha iniciativa ha comenzado a cuestionarse, pues se le considera una especie de estímulo fiscal que va en contra de las disposiciones internacionales.
Lo cierto es que, si llegará a desaparecer el IMMEX o quizá a modificar su esencia, la rentabilidad de ciertas compañías multinacionales ya no sería la misma y entonces surgiría un análisis sobre el beneficio de continuar operando en México.
Otro punto vulnerable para las maquiladoras está relacionado con el incremento de contenido regional en su producción.
Obligarlas a integrar más piezas o materiales procedentes de Estados Unidos y Canadá para darle forma a los artículos finales dirigidos al mercado de exportación en Norteamérica, también merma el margen de ganancias de años anteriores.
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Asimismo, el compromiso de elevar los salarios en México para igualar a los de los trabajadores en la región norteamericana es otro factor que impactará negativamente en las finanzas de las transnacionales e incluso de las manufactureras locales.
“A este escenario debe sumarse que otras naciones en Centro y Sudamérica, así como en Asia, han comenzado a adoptar procesos de manufactura para captar el interés de compañías transnacionales, a las cuales en México el gobierno federal les cobra un impuesto corporativo del 30% cuando en otros países miembros de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) el promedio es de 17%”, advierte Mario Hernández, socio líder del Segmento IMMEX en KPMG México.
A nivel nacional, las empresas que buscan iniciar operaciones se enfrentan a una serie de trabas burocráticas en la entrega de los permisos correspondientes.
Por su parte, Víctor Galván, gerente de asesoría en Cadena de Suministro y Operaciones de KPMG México, se refirió a la urgente necesidad que prevalece en la manufactura con relación a la implementación de tecnología de vanguardia en los centros de trabajo para garantizar cierto nivel de competitividad.
“Frente a la avanzada competencia que impera a nivel global, en la manufactura mexicana se requiere la adopción de tecnología para digitalizar y automatizar procesos donde es necesaria una transformación de esquemas estratégicos, en los cuales se contempla al capital humano, ciencia de datos, servicios en la nube e Internet de las Cosas”, señaló.
En contraparte, una buena noticia es que la Encuesta global de ejecutivos de la industria, realizada por KPMG hacia el final del año pasado, arrojó que el impacto negativo de la pandemia de Covid-19 en la producción industrial marcó una nueva tendencia en el mercado global enfocada en buscar proveedores nacionales y regionales con el objetivo de reaccionar de manera más rápida ante situaciones inesperadas que pongan en riesgo la continuidad en los centros manufactureros.
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